Una misa en honor de los 33 mineros de Chile termina en protesta contra el Gobierno

17 oct. 2010

Los compañeros de los rescatados piden que se les pague el finiquito


Todo estaba preparado para el broche perfecto. El obispo de Valparaíso, Gonzalo Duarte, llegó a la mina de San José para oficiar una misa en honor de los 33 rescatados. Primero acudió el minero Juan Aguilar. Escoltados y protegidos por la policía ante la avalancha de periodistas, fueron llegando los otros: El jefe de turno, Luis Urzúa, el boliviano Carlos Mamani, Claudio Yáñez, Darío Segovia, Pablo Rojas, Álex Vega, Daniel Herrera, Mario Gómez... Ya no sumaban 33. Algunos se habían marchado a sus provincias, otros descansaban después de la fiesta que celebraron el sábado por la noche en sus casas.
Otros pertenecen a la Iglesia evangélica y no asistieron, a pesar de que el pastor Carlos Parra se dejó ver por allí en su último día ante tantísimos periodistas. Pero una decena de los 33 era un número suficiente como para ponerle el lazo a una película de final perfecto. Hasta que se colaron otros personajes en la trama.